¿Cómo se realiza?
El procedimiento consiste en, primero de todo, realizar un diagnóstico del paciente para elaborar una propuesta de tratamiento. Las pruebas de diagnóstico incluyen diversas pruebas de imagen como radiografías o escáneres.
La corona (o funda) es la parte superior del diente destinada a reponer la forma, función y aspecto de un diente dañado; mejorando la estética, la masticación y evita posibles movimientos de los dientes vecinos. Suele ser un recubrimiento total de porcelana, simulando así la anatomía coronaria, o bien puede tener un núcleo de otro material, como titanio o zirconio, para darle más solidez.
La intervención se realiza en varias fases. Primero se colocan los implantes dentro del hueso (maxilar o mandíbula). Los implantes quedan enterrados en el hueso y cubiertos por la encía durante el tiempo necesario para la osteointegración, entre tres y cinco meses. El titanio en los implantes se fusiona con el hueso, los implantes no se deslizarán, harán ruido ni causarán daño, a diferencia puentes o dentaduras postizas removibles podrían hacerlo.
¿Qué cuidados lleva?
El postoperatorio no es doloroso. El paciente puede sufrir una inflamación en la cara y quizás un hematoma durante los siguientes siete y diez días. Durante este período es importante que tome la medicación prescrita por el cirujano y seguir una dieta blanca. Además, es importante que el paciente se ponga hielo en la zona afectada, no presione la zona con la lengua, no fume, no consuma alcohol y no practique deporte.
Los implantes dentales son tu mejor opción si:
- Tienes uno o más dientes faltantes
- Tienes huesos adecuados que aseguren los implantes o puedes recibir un injerto óseo
- Tienes tejidos orales saludables
- No puedes o no quieres usar dentadura postiza
- Quieres mejorar el habla
- Quieres comer sin que se mueva la prótesis o te haga daño